Places I've never been - Antipop Consortium

Me quedo quieto
y escucho, como siempre.
Oigo el tango de los ladrillos
que sueñan con pintura blanca,
oigo canciones templadas que hablan
de dientes para masticar la luz.
Paredes que sueñan, sí,
pero despacito,
a la velocidad del verano.
Sueñan y susurran olvidos,
mientras el tiempo se arrastra por el suelo
sin rastro audible.
Me quedo quieto,
asombrado.
Señoras pequeñas
que visten sudores y flores.
Señoras que sueñan rellanos frescos
y escupen monosílabos
en un intento de tullir el aire moro.
Señoras enanas
escondidas en los ángulos rectos
quedan quietas como frutos en la tierra seca.
Mientras,
Marina y Elena, por ejemplo,
valientes y doradas,
pasean sus pechos recién curvados,
pasean ese olor a hierba recién cortada,
pasean,
irreconciliables ya con la niñez,
rodeando los sueños de un vendedor de cupones.
Me quedo quieto,
entreviendo una sonrisa,
pensando en los niños,
que a esta hora apenas existen,
se exilian
en la arena y el agua,
a milímetros de distancia de cualquier sueño.
He vuelto a casa,
manchado y con olor a sal.
Como un futuro extranjero.
Me dejo ver y veo, pero solo apenas.
He vuelto antes de enfrentar
el verano más largo de mi vida.
Me quedo quieto
pero ya estoy huyendo.
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