Con la frente marchita - Adriana Varela

Por nosotros. El vino inacabado. Tus huelgas de hambre. Mis lágrimas en tu cara, mi boca recogiendo las tuyas. ¿Por qué? Siempre olvido preguntar por qué. Una tortilla de verduras, y el pan sin tomate, por favor. Un abrazo. Un buen sueño para perseguir. Una toalla enjuta y bipolar. Dos cuerpos. La pasta de dientes. Una cortina frágil y sutil. Un camisón antiguo con un agujero sospechoso. Nuestros pasos síncronos. Un acantilado, un barco y la envidia. Tu cuerpo intrusivo. El agua. Un bañador rojo, maldito. Un colchón resignado a pasar las noches en el suelo. La vida mancha. Nuestras vértebras creando ángulos difíciles. En fin. Tu aliento, apenas, sobre mis hombros, sostenible todavía. Tu mano indiferente repartiendo heridas dulces en las mías. Un orgasmo con muy poco ruido. Las diagonales de nuestro sexo. ¿Me enciendes el calentador por favor? La luz oscura de la mañana. Nuestras dietas a base de saliva y porros. Algún mensaje en el móvil. Dos botellas de edulcorante líquido de importación. Tu novio color rosado. Tu desnudez a contraluz devorando las ventanas y dejándome embobado. Una botella de vino en un armario y un sillón bicolor en el baño. Por fin, más de 90 cm para dormir juntos. Argentina y su eco cercano. Nunca te ví tan guapa como la mañana cuando me dijiste que me quedase un día más. De compras a las once de la noche en Cadaqués. Las ganas de verte y huir. Cap de Creus, el viento. Las cosquillitas. Mis manos intentado llevarse tus poros. Mi absurda dependencia de la tristeza. Y tu afición al amor inocuo y antiguo. Mi cabeza entre tus piernas, mirándote mirarme. El suelo frío y tu sudor dorado. La certeza de estar viviendo unos días que le pertenecen a otra persona. La sensación constante de la contención. Un juego con extrañas reglas en el que sabía que saldría perdiendo. El camino de vuelta, desdibujado. Pequeño.
1 Comments:
todo cierto; yo también estaba. Solo decir que la toalla no es bipolar, es hipomaníaca, como yo. Que el agujero estaba hecho a propósito(;D), que el cuerpo intrusivo era el tuyo, no el mío (esto parece lógico, no crees?)el bañador rojo... maldito! no encuentro una palabra mejor. De compras a las 11 de la noche... mecachis en la mar y en las farmacias de GUARDIA, y nunca mejor dicho, de Cadaqués. Al final acabaste huyendo; por dos veces. Y sí, el vino a medias y dos tartas de manzana también.. en fin, detalles superfluos... un besazo pequeño y gracias de nuevo: por vivirlo y revivirlo (recordarlo) MUAK!
21:15
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